A la preparación final esta carne logra adquirir un sabor silvestre, similar al jabalí.
En una cazuela de barro se pone el trozo de carne deseado, junto con la cebolla partida en trozos grandes, los ajos partidos al medio, tres hojas de laurel, una rama de tomillo, albahaca, cuatro clavos de olor, unas hojas de menta, la salvia y los granos de enebro, más todas las plantas olorosas que se tengan a mano o que se puedan adquirir en una herboristería.
Por último, se pone el vinagre e igual cantidad de agua, pues debe de quedar cubierta la carne; en caso de necesitarlo se aumentan en cantidades iguales el agua y el vinagre. Se tiene en esta marinada la carne durante siete u ocho días, dándole vueltas todos los días con cuchara de madera.
Pasado el tiempo se saca, se seca con un paño y se prepara asada. Esta carne logra, así, adquirir un gusto silvestre, parecido al jabalí; hoy en día en que los cerdos son más bien insípidos les quedan bien estos adobos y condimentos.
Este cordero se sirve muy caliente y se riega con el jugo después de...