Se pone a desalar el bacalao como se ha indicado, procurando que el pescado sea grueso.
Una vez desalado se le quita la piel y las espinas con cuidado de no estropearlo —los trozos deben de ser cuadrados e iguales—; se secan con un paño para quitarles bien toda el agua y se pasan ligeramente por harina; a continuación, se empapan bien en huevo batido y se fríen en abundante aceite hasta que queden dorados.
Se sirven adornando la fuente con lechuga.
En esta receta la combinación de la carne de cerdo y las castañas...
Esta receta es ideal para aprovechar los restos de carne de otras comidas.
Cuando la pierna de carnero esté dorada, se le saca la grasa y se moja...