Preparación:
Se pone a desalar el bacalao como se ha indicado, procurando que el pescado sea grueso.
Una vez desalado se le quita la piel y las espinas con cuidado de no estropearlo —los trozos deben de ser cuadrados e iguales—; se secan con un paño para quitarles bien toda el agua y se pasan ligeramente por harina; a continuación, se empapan bien en huevo batido y se fríen en abundante aceite hasta que queden dorados.
Se sirven adornando la fuente con lechuga.