Las sardinas, que han de ser fresquísimas, se salan.
En una teja de barro, puesta sobre las brasas de un fuego, se colocan hojas de lechuga y sobre ellas las sardinas, disponiéndolas de forma que la cabeza de una coincida con la cola de la otra; se deja hacer por un lado durante unos minutos y después por el otro, procurando que la teja tenga un calor igual por todos los sitios.
Estas sardinas, así preparadas, resultan de un sabor muy grato; se sirven en la misma teja para mayor tipismo.
Como se puede ver es un plato apropiado para hacer al aire libre; procede del País Vasco.
Se suele servir en el mismo asador y acompañada de una ensalada fresca de...
En otras preparaciones se ponen los sesos del animal al mismo tiempo que...