Recibe este nombre un guiso que preparan los pastores del Pirineo aragonés; se suele hacer con los rabos que cortan a las corderas que se dejan para criar y que quedan, de este modo, rabonas.
Los rabos se cuecen unos veinte minutos en agua caliente con sal, la cebolla, laurel y tomillo. Ya cocidos, se escurren y doran en la manteca; se sirven acompañados con los tomates y pimientos fritos.
El caldo de cocerlos se emplea para hacer una sopa.
La pierna, asada, se coloca en una fuente, rodeándola con las patatitas y...
Este plato se preparar con manos de cordero que son estofados en una...
Una vez cocido el cabrito se retira del fuego, se trincha y se presenta en...