El cochinillo de leche, es el mejor para ser asado. Tiene que tener de quince a veintiún días de edad.
Después de matarlo se mete en un recipiente con agua hirviendo para rasparlo y limpiarle bien toda la piel; a continuación, se abre en canal, desde el hocico hasta el rabo, vaciándolo y limpiándolo por dentro con agua; se seca bien por dentro y por fuera.
Se ensarta en el hierro del asador y se unta bien con una salmuera preparada con agua y sal; se pone al fuego, dándole vueltas continuamente.
De vez en cuando se frota con corteza de tocino o se le pone un poco de manteca, aunque los maestros asadores recomiendan mejor el tocino, pues la manteca deja muy blandas las carnes.
Se le pone de nuevo un poco de salmuera y se frota de nuevo con el tocino sin dejar de darle vueltas hasta que esté en su punto. Una hora y cuarto o una hora y media es lo que necesita para que esté completamente asado y con la carne bien dorada.
Se puede acompañar con diferentes guarniciones: patatas fritas, lechuga o escarola, huevo hilado, etc.
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