En una cazuela se pone aceite crudo, se agregan los tomates pelados y cortados en trozos grandes, la cebolla cortada en trozos grandes, un ramo de perejil cortado, un puñadito de sal y una botella de vino blanco superior.
A continuación, se tienen los pescados lavados y cortados en trozos más bien grandes, que se van incorporando a la cazuela; a medida que se van añadiendo los pescados se sigue añadiendo vino blanco corriente.
Las lapas, mejillones y almejas se ponen al fuego con un poco de agua para que se abran; ya abiertas, se separan del agua, se dejan enfriar y se les quita la cascara y se agregan a la cazuela; el agua de abrirlos se pasa por un paño para quitarle la arena y se agrega también.
La langosta, centollo, etc., se van cortando en trozos sin cocerlos y con la cascara, poniéndolos con todo el conjunto. Se tapa la cazuela y se deja cocer lentamente.
Si los pescados están limpios de espinas es mejor para esta caldereta y para todas, naturalmente.
Se puede sacar el caldo que sobre para hacer una sopa.
Para saber cuándo está en su punto la caldereta se le añaden, al mismo tiempo que se pone todo a cocer, seis o siete nueces peladas; cuando se busquen entre la caldereta y estén deshechas es el punto para saber que ya está todo cocido.
Entonces, para darle el punto final, se separa del fuego y se deja reposar quince minutos antes de servirla tapada herméticamente.
Con el caldo se hace una sopa; se pican sopas muy finas de pan duro y se rehogan en una sartén con un poco de aceite y ajos picados; después se añaden al recipiente donde está el caldo.
Para completar la sopa se echan tres o cuatro huevos sin batir y se revuelven bien dentro del recipiente. Se sirve.
Cuando esté en su punto, se pasa para una fuente y se sirve bien caliente.
Este plato es muy sabroso e ideal para compartirlo en familia. El bacalao...