Las cabezas de cordero se abren al medio y se lavan bien, colocándolas en una fuente de horno; se les ponen los ajos picados y perejil, se espolvorean con sal y se rocían con un vasito de vino y aceite, o manteca de cerdo derretida si se desea; se meten al horno hasta que estén bien doradas.
Se sirven en la misma fuente bien calientes.
* * *
También se preparan de la siguiente forma:
Una vez limpias se colocan en fuente de horno, se sazonan con sal y se rocían con aceite, metiéndolas al horno; en el mortero se majan los ajos y una caña de perejil, se aclara con dos cucharadas de vinagre y se vierte este majado sobre las cabezas cuando éstas ya se están asando; se dejan en el horno hasta dorarlas.
Se sirven, siempre, bien calientes.
Los callos, para que resulten sabrosos, no deben de cocerse nunca menos de...
Las cebolletas le brindan su peculiar sabor a este guisado de carne cerdo.